Los nuevos fármacos contra la hepatitis C llegarán a 6.000 de los 50.000 afectados. Fuente: El Correo

• Los médicos especialistas rechazan el plan diseñado por Sanidad por insuficiente y por basarse en criterios clínicos "que han quedado obsoletos"

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• El Ministerio de Sanidad difundió ayer una noticia aparentemente buena en la lucha contra la hepatitis C y que, sin embargo, volvió a generar un profundo malestar entre quienes más satisfacción debería causar, que son los pacientes y los médicos que les atienden. Según se supo ayer, los nuevos fármacos para tratar la infección llegarán en 2015 a unos 6.000 de los 50.000 españoles que tienen diagnosticada la enfermedad. Especialistas y afectados coinciden en que los criterios aprobados por el Gobierno central para abordar la infección resultan insuficientes y se basan en criterios clínicos «que han quedado obsoletos», superados «por la evidencia científica actual».

  El Gobierno central quiso ayer transmitir a la opinión pública que los servicios sanitarios del país están dando a la crisis de la hepatitis C una respuesta «que coloca a España a la vanguardia de la lucha contra el virus». El encierro de un grupo de enfermos en el hospital 12 de Octubre de Madrid y las protestas de los últimos días de pacientes y facultativos llevó al secretario general de Sanidad, Rubén Moreno, a reunirse con el director general de Farmacia, Agustín Rivero, y la directora de la Agencia Española de Medicamentos y Productos Sanitarios, Belén Crespo, en un encuentro especial con un único punto del orden del día. A su término, Moreno ofreció una rueda de prensa para hacer balance de la situación.

  El dirigente político explicó que en España se estiman en 700.000 las personas infectadas por la hepatitis C, la mayoría de ellas por transfusiones de sangre contaminada, según reconoció. Las defensas naturales suelen permitir superar la infección al 20% de ellas, pero se estima que el 80% restante sufre daños de distinto alcance en su hígado en el plazo de 30 o 40 años «que llevan incluso a la cirrosis», es decir, a la muerte. Los plazos, desde que se produjeron los primeros contagios, ya han comenzado a vencer y se sabe que en el conjunto de España hay unas 50.000 personas que viven con sus hígados dañados por la hepatitis C.
• Triple objetivo
  De manera paralela, en el último año ha comenzado a aparecer en el mercado -y a usarse en los centros hospitalarios- una nueva familia de medicamentos que, por primera vez, cura la enfermedad. Son caros. El tratamiento de un mes con cada uno de ellos sale a 25.000 euros, pero en ese tiempo- en ocasiones se necesitan dos meses- se logra la curación en el 80% o 85% de los casos.
  Con este planteamiento de partida, la convocatoria de prensa de Rubén Moreno tuvo ayer el objetivo de hacer llegar a la población tres mensajes, que el Ejecutivo considera fundamentales. El primero, que las decisiones adoptadas por el Gobierno -y seguidas por el conjunto de las autonomías, incluida Euskadi- se basan en «los criterios de los expertos pertenecientes a las sociedades científicas especializadas, que participan en la elaboración» de las guías de estrategia terapéutica (IPT). Segundo, que España «ha sido uno de los primeros países de la Unión Europea en incorporar los medicamentos de última generación, que no están disponibles en la mayoría de los Estados miembros». Y tercero y último, que se va a elaborar un registro de los pacientes tratados con el fin de evaluar la eficacia de la terapia y «eliminar la infección de todos ellos».
  Las explicaciones no convencieron a los pacientes. El Grupo de Apoyo a los Enfermos de Hepatitis C (GAEHC) consideró que con los criterios fijados, los nuevos fármacos «sólo se usarán para tratar a los moribundos». «Se ríen de los pacientes, porque actualmente hay 35.000 en situación grave que serían candidatos a estas terapias», consideró Mario Cortés, presidente del colectivo.
  Comparten este criterio los médicos especialistas, que abogan por el uso exclusivo de los nuevos tratamientos orales, más eficaces (95%) y con menos efectos secundarios. La Asociación Española para el Estudio del Hígado considera que las decisiones políticas se están tomando en España con criterios «superados ya por la evidencia científica» y «sin tener en cuenta a los expertos clínicos». La agrupación, «que representa a la práctica totalidad de los hepatólogos españoles», ha pedido a sus asociados «explícitamente» que no sigan las recomendaciones del Ministerio.